A finales de abril las familias fueron llamadas a declarar a
los juzgados de instrucción nº19. La constructora pedía que para el 15 de mayo
el edificio estuviera vacío. En su declaración, las familias, no se opusieron a
abandonar el inmueble pero dada la proximidad de la fecha, solicitaron una
pequeña prórroga de tiempo que les permitiera encontrar otro alojamiento y no
quedarse tirados en la calle.
El 21 de mayo llega a nuestras manos (de forma tardía) la orden de desalojo
abierta. Esa misma noche, decidimos abandonar el edificio para evitar posibles
problemas a las familias y al inmueble. Decisión también incentivada por el
poco apoyo que sentimos tener por parte de ciertos sectores de los movimientos
sociales y de una parte de los vecinos de Nou Barris, que se niegan en rotundo
a escuchar más allá de lo que dice la “pequeña” constructora de barrio. Así, el
22 de mayo, lo hacemos público en nuestra cuenta de Twitter, no ofreceremos
resistencia al desalojo, de hecho, nos vamos antes de que ocurriera como tal.
Sacamos todas nuestras pertenencias del edificio, la mayoría
de ellas tales como ropa y pequeños objetos personales, se guardan en casas de las familias de un par de
compañeros. Esa misma noche, varios de nosotros hacemos turnos de vigilancia
por la zona dónde vemos pasar varios coches patrulla. Los otros compañeros
duermen en un cajero cercano, sólo las familias duermen en el edificio.
La mañana del 22, el mobiliario y los colchones, son trasladados desde el
interior de las viviendas a la calle, cerca del portal del inmueble. Al mismo
tiempo se acerca un operario para medir el portal con la intención de instalar
una persiana y así evitar la re-okupación. Los permutantes se acercan y desde
el ayuntamiento nos confirman que la orden de desalojo está ya dada.
Cuando el rumor del desalojo empieza a correr por el barrio, unos individuos,
aprovechando el caos que reinaba, intentan entrar a la fuerza en el inmueble.
Por temor a que creen desperfectos y que nos inculpen a nosotros, los
identificados, los intentamos echar. Decidimos poner muebles en las escaleras a
modo de barricadas para que nadie acceda al interior de las viviendas.
Aprovechando el caos ya mencionado alguien ajeno a nuestro grupo acciona los
extintores dejando las escaleras cubiertas de polvo. Tras este incidente,
decidimos cerrar la puerta principal, la del portal, con llave y no dar pie a
que nadie entre para así evitar problemas mayores.
Esa noche, es la primera que decidimos dormir en la calle para protestar en
contra del desalojo y como forma de presión para que a las familias les sea
otorgada la vivienda de alquiler social prometida.
El 23, los operarios instalan la persiana y al día
siguiente, se presencian el promotor de la constructora junto a cuatro agentes
de los Mossos d’ Esquadra y dos mozos
para vaciar el edificio. Mientras acabamos de bajar los muebles que quedan
dentro, el promotor deja entrar a la prensa, y éstos, una vez más, haciendo
acopio de grandes dosis de sensacionalismo y poca profesionalidad, dan voz, al
ya mencionado hasta la extenuidad, permutante que declara que en su vivienda se
han efectuado desperfectos por valor de más de 6.000€, dato curioso, dado que
nunca hemos puesto un pie en éste, ni siquiera se ha abierto su puerta que
luceun cartel, como el resto de viviendas-permutas, dónde se puede leer que no
se puede acceder a ninguno de esos pisos. Carteles que ven en contadas ocasiones
agentes de policía en sus continuas visitas durante la okupación.
No contento con ello, este mismo permutante, se aprovecha de los momentos de
tensión que estamos viviendo y fuerza un conflicto encarándose con una
compañera que se ha acercado a apoyarnos. No llega a nada salvo a un par de
acusaciones al aire gracias a la intervención de los allí presentes.
No dejamos de dormir al pie del edificio hasta que ofrecen a la familia con
hijos, un piso de alquiler social digno. Hemos estado durmiendo en la calle
durante más de una semana dónde de esta forma damos a conocer a los vecinos
todo lo acontecido en torno a Insula Utopía.
Agradecemos a todos lxs vecinxs que se han acercado a
apoyarnos y que se han molestado en acercarnos desayuno y comida. También queremos
destacar la labor de la AVV de la “Prosperitat” en la negociación con el
ayuntamiento para la obtención de la vivienda de alquiler social para una de
las familias que vivían en Insula Utopía.